En la era de la tecnología educativa (EdTech), es fácil dejarse llevar por los últimos dispositivos y plataformas. Pero la verdadera innovación radica no solo en el “qué” de nuestras herramientas de enseñanza, sino en el “cómo” las integramos para un aprendizaje más profundo. Aquí entran SAMR y PICRAT, dos marcos poderosos que pueden ayudarnos a superar el “síndrome del objeto brillante” y centrarnos en el uso intencionado de la tecnología educativa.
SAMR: Un Marco para la Transformación
SAMR, desarrollado por Ruben Puentedura, categoriza la integración tecnológica en cuatro niveles, cada uno representando un impacto diferente en la enseñanza y el aprendizaje:
- Sustitución: La tecnología reemplaza directamente las herramientas tradicionales. Piense en usar una hoja de trabajo digital en lugar de una de papel. Este es un nivel básico de integración y no necesariamente mejora el aprendizaje.
- Aumento: La tecnología mejora las actividades existentes. Los cuestionarios en línea con comentarios instantáneos son un buen ejemplo. Aquí, la tecnología ofrece algunos beneficios, como la eficiencia y la recopilación de datos.
- Modificación: La tecnología permite rediseñar tareas. Crear presentaciones colaborativas en lugar de informes individuales es un buen ejemplo. Este nivel fomenta un compromiso y una colaboración más profundos.
- Redefinición: La tecnología crea experiencias de aprendizaje completamente nuevas. Las visitas escolares de realidad virtual o las simulaciones se llevan la palma aquí. Este nivel traspasa los límites de lo que es posible en el aula.
PICRAT: Poniendo a los Estudiantes en el Centro
PICRAT, desarrollado por Kimmons et al., se basa en SAMR al agregar una dimensión crucial centrada en el estudiante. Se centra en la interacción del estudiante con la tecnología, y cada letra representa un nivel de participación:
- Pasivo: Los estudiantes reciben información de forma pasiva (por ejemplo, viendo un video de una conferencia). Si bien la tecnología puede ser una herramienta de transmisión, el aprendizaje pasivo no se traduce necesariamente en una comprensión más profunda.
- Interactivo: Los estudiantes interactúan activamente con la tecnología (por ejemplo, utilizando simulaciones o ejercicios en línea). La interacción fomenta un procesamiento más profundo y la aplicación de conocimientos.
- Creativo: Los estudiantes usan tecnología para crear y compartir conocimientos (por ejemplo, creando presentaciones o proyectos multimedia). Este nivel fomenta el pensamiento crítico, la comunicación y la resolución de problemas.
Para Llevar: Centrarse en el Impacto, no Solo en la Innovación
SAMR y PICRAT nos muestran que la integración eficaz de EdTech es más que tener la última aplicación o dispositivo. A continuación, algunos puntos clave para recordar:
- Considere primero el objetivo de aprendizaje. ¿Qué quiere que logren los estudiantes? Elija una tecnología que pueda mejorar demostrablemente el proceso de aprendizaje. No se deje influir solo por la novedad.
- Centrarse en la participación de los estudiantes. Busque actividades que fomenten el uso interactivo y creativo de la tecnología. El consumo pasivo no conducirá a un aprendizaje duradero.
- Recuerde, las soluciones de baja tecnología pueden ser poderosas. No descarte el valor de los métodos tradicionales como las discusiones o las actividades prácticas. A veces, las herramientas más simples pueden crear las experiencias de aprendizaje más impactantes.
Al utilizar SAMR y PICRAT como principios rectores, podemos integrar la tecnología educativa de manera reflexiva y con propósito, asegurando que nuestro enfoque se mantenga en lo que realmente importa: el aprendizaje y el crecimiento de los estudiantes.
¡Sigamos la conversación! Comparta sus experiencias y pensamientos sobre el uso de SAMR y PICRAT para la integración de EdTech en los comentarios a continuación.